jueves, 3 de diciembre de 2015

Desmontando el SR-71, primera parte.

by  · July 30, 2015
El Lockheed SR-71 fue diseñado en plena guerra fría por el genial Clarence “Kelly” Johnson (ingeniero jefe de Lockheed Skunkworks). Empezando por su apodo “blackbird”, pues todos pensamos en un gran pájaro negro, pero que en realidad significa mirlo en inglés. Y es que el blackbird no deja indiferente a nadie.
Si observamos al mirlo, podemos llegar pensar que se ideó como bombardero estratégico, pero el SR-71 nació con una idea muy diferente a la de soltar cargas explosivas. Quería ser el ojo que todo lo ve.
Un SR-71 volando junto a un U2, dos aviones tan diferentes cómo complementarios. Foto: Lockheed Martin
En plena guerra fría, el piloto norteamericano Francis Gary Powers a bordo de su U2 fue derribado mientras sobrevolava territorio soviético. Este incidente llevó a la C.I.A. a pedir a Kelly Johnson una nueva solución para espiar territorio enemigo, le encargaron un avión que fuese imposible de derribar.
Skunkworks se encontraba ante una tarea hercúlea pues el avance requerido era tal, que hasta la época no se había inventado nada aplicable: todo el avión tuvo que ser “creado desde cero”.
Un avión creado desde cero requería dar una vuelta a todo concepto existente hasta el momento, y un gran problema con el que se encontraron los ingenieros era luchar contra el calor producido por el avión, ya fuese por sus extraordinarios motores (que ellos solos ya se merecen un post a parte), o por el rozamiento aerodinámico.
Para empezar el SR-71 comparte un aspecto con el viejo ford trimotor, el fuselaje de ambos aviones es de forma corrugada (o al meno parte de el), pues según estudios de Lockheed, una superficie plana no hubira soportado las tensiones térmicas.
Detalle de las superficies corrugadas del SR-71. Foto: tigersqn
Tanto se calentaba que una vez aterrizado, las tripulaciones tenían que permanecer dentro del avión hasta que se enfriase lo suficiente para hacer segura la salida del piloto; en vuelo el fuselaje podía alcanzar los 1000ºF (equivalentes a unos 537ºC)
Obviamente para construir tal avión, era necesario un material extraordinario: titanio. Eso provocó alguna que otra tensión política ya que la Lockheed necesitaba importar titanio del mismo “enemigo” al que tenía que batir. Sí, los SR-71 fueron construidos con titanio soviético. Para ello, Lockheed se inventó todo tipo de pretextos e historias para evitar que el govierno soviético sospechase del verdadero uso de su titanio.
Volviendo a sus cualidades técnicas pero sin dejar atrás el titanio, resulta ser que Lockheed tuvo que desarollar lo que hoy se conoce cómo soldadura con argón. La idea inicial fue remachar el avión, pero por cada 17 agujeros, la remachadora quedaba inservible, lo que hizo inviable la idea del remachado. Así pues, los ingenieros tuvieron que desarrollar la tecnología de soldadura sin oxígeno para garantizar cero errores en la chapa.
Otro aspecto del genial avión es que es presuntamente furtivo, digo presuntamente ya que dejaba ligeras trazas en el radar pero que no suponian mayor problema pues ningún avión soviético podía alcanzar su altitud de vuelo y en caso de ser perseguido por un misil, era tan sencillo cómo apretar el acelerador y dejar el misil atrás. De hecho esto era un punto clave en los entrenamientos de pilotos de blackbird, y es que pocos misiles podían entonces alcanzar altitudes de 80.000 pies, o velocidades de Mach 3,5. Especificaciones de vértigo, nunca mejor dicho.
 No es oro todo lo que reluce
A parte de todas sus cualidades, el SR-71 también tenia sus fallos. A pesar de que el blackbird era virtualemte imposible de abatir, de los 32 aparatos fabricados se perdieron 12. La cifra impresiona, y más sabiendo que ninguno de ellos se perdío en combate. Todos los errores fueron por fallos de instrumentación, del avión o fallos humanos. Por cierto, las tripulaciones de blackbird seguian una estricta dieta de huevos y chuletón en los dias previos al vuelo.
Pero el gran fallo del SR-71 era su excesivo consumo de combustible, y no precisamente un combustible cualquiera, sinó una versión modificada del JP7. Tan excesivo era que se tuvo que adaptar una flota de KC-135 para reabastecer a los sedientos mirlos: al poco de despegar ya estaba el nodriza esperándolos para darles sopa.
Foto: aircraft wikia.
Quizás el aspecto más curioso era que el avión tendía a sudar. Sí… a sudar gasolina. Los tanques de combusitble estaban diseñados para expandirse con la falta de presión a grandes alturas y de esta manera autosellarse. Por esta razón los Blackbirds se conservaban sin combustible en tierra y el primer llenado se hacía 25 minutos antes del despegue.
continuará…